UN FRUTO DE NUEVE GAJOS (Parte 2)
Gálatas 5:22-23 22 Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
I)- EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES LA VERDADERA ESENCIA DE LA VIDA CRISTIANA.
Tengamos en cuenta que:
- Es UN fruto. Aunque el apóstol Pablo presenta una lista de nueve diferentes aspectos de este fruto, sin embargo, es un fruto y debe ser visto de manera integral.
-Nos dice QUIEN es la persona. El fruto del Espíritu nos muestra de qué modo la persona vive para Dios.
- Es la VIDA DE CRISTO en nosotros
- NO ES ALGO QUE LOGRAMOS meramente por esfuerzos humanos. Es posible producir y mostrar algunas de estas mismas virtudes por medio del ejercicio de nuestra fuerza de voluntad, pero esto no es lo mismo que lo que el Espíritu Santo hace en nosotros.
El fruto es el “producto” de algo o alguien. En nosotros es el producto del poder invisible del Espíritu Santo que se da por la unión vital que hay con Cristo.
II)- EL FRUTO DEL ESPIRITU SE MANIFIESTA POR PERMANECER Y POR MORIR
1)- Para dar fruto hay que permanecer en Cristo. Lo menciona el apóstol Juan en el capítulo 15:1 al 11. Sin Cristo, no podemos producir fruto espiritual genuino.
El fruto del Espíritu no se nos es impuesto desde afuera, sino que es el resultado de la vida de Cristo en nuestro interior. Cuando Cristo habita en nuestros pensamientos, se volverá visible en nuestras acciones. Jesús vive su vida en nosotros.
En las palabras de Jesús: Mateo 7:17 y 18 “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos”…El fruto bueno es el resultado de nuestra relación de permanencia con Jesús, por medio del Espíritu Santo.
Cuando cooperamos en obediencia con las indicaciones internas del Espíritu en nuestro corazón, el fruto del Espíritu se hace evidente en nuestra vida.
2)- Para dar fruto hay que morir al yo y a lo terrenal. Nuestro carácter es transformado para reflejar el carácter de Jesucristo en lo que decimos y hacemos, e incluso en lo que pensamos.
Juan 12:24 "De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto."
Para que este trigo o fruto crezca, algo debe de morir. Colosenses 3:5, 12-13 "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría… 12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro…"
La carne está presente en todo ser humano. Al querer agradar a Dios, lo primero que encontraremos es ese obstáculo. Por ello, lo primero es hacer morir esas obras. El yo y el pecado deben desintegrarse cada día para dar lugar a la vida que producirá fruto.
Una semilla tiene que desintegrarse y morir para que el brote y las raíces de la planta surjan para crecer y dar vida, para hacerlo, deben permanecer en ambientes propicios (tierra, humedad, y nutrientes). Es igual para que la vida del Espíritu comience a desarrollarse y a “matar o destruir” el cascaron de la carne y del pecado, también debe permanecer en ambientes propicios de oración con arrepentimiento y adoración.
Una vez que esto suceda, habrá crecimiento y por consecuencia estará el fruto
III)- EL FRUTO DEL ESPIRITU ESTA CARACTERIZADO POR EL AMOR
EL FRUTO DEL AMOR Lee Gálatas 5:22 y 1 Corintios 13.
1)- El amor es, apropiadamente, la más importante característica del fruto del Espíritu. En cierto sentido, todas las demás cualidades mencionadas pueden ser vistas como aspectos del amor.
- Debido a que Dios es amor (1 Juan 4:8), la virtud cristiana más importante es el amor (1 Corintios 13:13)
- El amor de Dios es el fundamento y la fuente de toda otra virtud; y es derramado en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo (Romanos 5:5)
2)- No puede ser producido por esfuerzo humano, sino que llega como resultado de permanecer en Cristo.
- Un amor así es generoso e inmerecido. Únicamente ese amor tiene el poder para transformar.
- En su naturaleza dócil pero fuerte, el amor divino guía al pecador al arrepentimiento y despierta el deseo de algo mejor.
- El amor tiene poder para unir, incluso a aquellos que antes eran enemigos.
- Este fruto de amor también llevará a los cristianos a manifestar comprensión y sensibilidad hacia los demás.
- Los dones sin el fruto no producen eficazmente la obra de Dios, por el contrario, la desvirtúa y contamina totalmente.
Es interesante que la descripción maestra del amor en 1 Corintios 13 esté, justamente, entre los capítulos 12 y 14. Esos dos capítulos tratan sobre los dones del Espíritu. El 13, sin embargo, habla del amor: el fruto del Espíritu. Incluso los dones superiores no son nada sin amor.
El amor, es el pegamento que une todas las otras virtudes del fruto del Espíritu en una unidad completa y da autenticidad a todo lo que hacemos.
“¿Qué aspectos de tu vida carecen de la cualidad del amor?”
Pídele al Espíritu Santo que te llene de amor hacia aquellas personas con quienes debes relacionarte a diario. Recuerda que Dios también nos ama por medio de otras personas.
“¿De qué forma puedes mostrar amor hacia otros? ¿De qué modo el amor afecta esas otras virtudes mencionadas en el fruto del Espíritu?”